Llevaba tiempo queriendo dedicarle una rato a visitar este singular edificio, que concentra la mirada y destaca, junto al edificio BBV de Oiza, sobre otras torres emplazadas en el eje de la Castellana.
La abstracción conseguida a través del ‘halo’ de vidrio exterior, la ingravidez con la que aparece flotando el volumen y la confusa escala que precibimos al eliminar cualquier referencia humana, dan lugar a uno de los edificios más inquietantes y sugerentes de nuestro país:
Este ‘halo’ de vidrio que la envuelve es uno de los rasgos más significativos de la Torre Castelar , potenciando la sensación de inmaterialidad que se desea transmitir, a la vez que permite un aprovechamiento máximo de la luz natural.
Esta temprana obra de Rafael de la Hoz , encargo original del Banco Coca en el año 1972 y finalizada a mediados de los años 80, es uno de los escasos ejemplos en los que el vidrio tiene un carácter auténticamente estructural.
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