viernes, 4 de abril de 2014

LOS PUEBLOS DE COLONIZACIÓN ESPAÑOLES






Estas dos últimas semanas, en mi afán por investigar las posibilidades de desarrollar un "pequeño pueblo" en nuestro ámbito de proyecto, he estado tratando de documentarme al respecto. 

Entre todas las referencias consultadas me ha sorprendido descubrir los llamados "pueblos de colonización", implantados por el Gobierno de Franco durante los años de posguerra para tratar de optimizar la explotación del medio agrícola en gran parte del territorio español.

He preparado un pequeño resumen de la documentación consultada.


Los Pueblos de Colonización.




 El instituto Nacional de Colonización (INC), iniciativa del Gobierno de Franco, trató de resolver el problema heredado de la reforma agraria y la política hidráulica construyendo entre 1945 y 1970 unos 300 pueblos dispersos por toda la geografía española siguiendo las principales cuencas fluviales. Fue un gran laboratorio arquitectónico y urbanístico, en el que trabajaron unos 70 arquitectos, algunos de los más significativos de la segunda mitad del S XX, entre los que destacan Alejandro de la Sota, José-Antonio Corrales, Antonio Fernández Alba  y José-Luis Fernández Amo, este último proyectó probablemente los más hermosos pueblos de colonización, Vegaviana (Cáceres) y Cañada de Agra (Albacete).




Del diverso programa destacan en cada pueblo, según su tamañao, los centros religioso (iglesia), el edificio administrativo (oficinas atención al público, despacho alcalde, correos, juzgado, ....), el edificio social (cine, bar, salón de baile, .....), escuela, artesanías y comercios, la Hermandad Sindical, los Hogares Rurales (propaganda régimen, sala reuniones, juegos, biblioteca, ...).
En definitiva se recogía un amplio programa para los colonos , de manera que pudieran disfrutar de los servicios adecuados y desarrollar una vida digna.




Trazados urbanísticos:
Para proyectar el trazado de los casi 300 pueblos de colonización se dispuso de una gran libertad por parte de los arquitectos al solo determinar parámetros de tamaño y superficie la normativa del INC y no marcar cuestiones de diseño. Esta circunstancia convirtió los poblados en un gran laboratorio de arquitectura y urbanismo.
Desde el principio se estableció el debate si las edificaciones (viviendas) debían estar dispuestas de manera dispersa o agrupadas o en un pueblo, imponiéndose la segunda opción por razones económicas y sociales.


Entre los criterios establecidos, influenciados por varios textos de la época se impuso el de segregación de circulaciones entre la peatonal y la de los carros.. También se tendió a evitar calles con largas perspectivas, que se resolvía rompiendo la trama o generando calles curvilineas. También se emplazaba a la inclusión de espacios de esparcimiento (plazas).


En este sentido aparecieron gran variedad de propuestas, incluso algunas contemplaron actuaciones más paisajísticas.
Sobre las plazas se comenzó con criterios habituales de las plazas decimonónicas (cerradas, rectangulares y porticadas, con los edificios públicos concentrados en ellas, existiendo también variantes abiertas y otras con los edificios públicos alejados de la plaza (ej. Esquivel de A. Sota)




Edificios públicos:
Se emplazaban en posiciones privilegiadas, siendo las iglesias los edificios más importantes. Estas comenzaron con plantas típicamente basilicales, con naves laterales, derivando hacia propuestas con plantas cuadradas o en abanico según conceptos anticipados por Miguel Fisac para adaptarse a las directrices del Concilio Vaticano II.
Sus torres marcaban hitos en el paisaje, dotando de una clara localización a cada pueblo.
Los Ayuntamientos solían ser pequeñas edificaciones en dos alturas.
En el caso de las escuelas estas respondiían a las directrices establecidas por el Ministerio de Educación.
Finalmente cabe mencionar las Hermandades Sindicales, situadas a las afueras de cada pueblo, junto a los accesos, y organizadas alrededor de un patio donde se ubicaban los graneros, almacenes, maquinaria agrícola y un taller.








Viviendas y dependencias agrícolas:
En los 300 pueblos proyectados se construyeron unas 30.000 viviendas, razón de ser de los mismos.Existían dos tipos bien diferenciados de viviendas: la de los colonos, que se encargaban de los cultivos y la de los obreros que les ayudaban. Un tercer tipo servía para cobijar a otros profesionales (maestros, cura, funcionario y el médico).
La parcela presenta una estructura homogénea, con una superficie próxima a los 600m 2 de media. Las construcciones se diferenciaban en viviendas (en una o dos plantas y hasta unos 110m2) y dependencias agrícolas articuladas por un patio, existiendo gran flexibilidad tipológica. La parcela de los obreros se reducía a unos 200m2.




La Construcción:
La limitaciones económicas y materiales marcaron la construcción de los nuevos asentamientos, agudizando el ingenio de los arquitectos y constructores. La vivienda debía componerse a partir de una economía de medios basada en el orden estructural tradicional por naturaleza, el muro con doble función, soporte y cerramiento. La solución sería sencilla, en crujía paralela a la línea de fachada, basada en la tradición de albañilería, es decir mampostería y fábrica de ladrillo, logrando la sensibilidad de los arquitectos una gran expresividad de los materiales.


 


Renovación del arte en las iglesias:
Gracias a la figura del arquitecto José-Luis Fernández del Amo se introdujo a jóvenes artistas, unos 70, que participarían en la renovación del anquilosado arte del régimen franquista que se plasmaría en las iglesias de colonización. Superadas serias dificaultades, los artistas inmortalizarían su renovación produciendo vidrieras, esculturas, murales cerámicos, bajorrelieves, pinturas al fresco o sobre lienzos y un surtido ajuar litúrgico.

Finalmente cabe señalar la evolución dispar que han sufrido los pueblos de colonización, habiendo sido algunos completamente transformados, precisando de su protección e inventariado para conservar la actuación urbanística más importante en el medio rural del siglo XX en España.





Adjunto el enlace al artículo completo publicado por Miguel Centellas Soler.


http://repositorio.bib.upct.es/dspace/handle/10317/2487

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